lunes, 19 de agosto de 2013

Les temps du temp-libre


Los últimos resquicios de la generación última desaparecieron hace apenas unos días. Lloramos su pérdida si, pero todos sabíamos que era necesario.
Sus viejas costumbres lo alejaban de la toma de decisiones y eso, a los que entendíamos su tiempo y el nuestro, nos causaba verdaderos quebraderos de cabeza. Los niños sin embargo parecían entender su ausencia y sin juicios lo admitían en el juego.
Cuando murió, ellos solo notaron un vacío a la hora de contar al escondite, o una mano ajena y alta que sujetara con fuerza el pañuelo.
Más tarde si, cuando el cansancio, preguntaban "¿y dónde el abuelo?". Pero en el constante presente de los chiquillos aún no cabe un nunca más.

CAP. I

lunes, 12 de agosto de 2013

Las hijas de Eva se comen a Eva.
Durante la digestión, esta escupe una manzana.
El vientre de las  hijas queda sembrado de conocimiento.

16-VIII-2012



Excepto aquella noche, el mundo suele ser precavido. Antes de que cualquier suceso ocurra, antes si quiera de que las palabras sean concebidas, el mundo sabe que están de camino.
 Pero aquella noche, en la que el frío coloreaba nuestras caras y nuestras manos y el humo de las chimeneas se confundía con el aliento casi congelado, aquella noche, los mil ojos del universo parecieron parpadear al unísono.

Así que, cuando trataba de lanzar la última piedra a Martín -el mastín leonés al que hacía tan solo unos meses habíamos encontrado, casi muerto y tan nada casi, solo pelo, heridas y una juventud arrancada- , Martín corrió en una dirección figurada, porque la piedra nunca cayó.




Una luciérnaga intransigente ha privatizado su luz




viernes, 26 de julio de 2013

Nueve de copas






El ser es un pez que fluye con las corrientes de agua. Si lo contemplas, si te maravillas con su presencia y acoges aquello que te muestra, quizá se sienta cómodo y siga nadando a sus anchas, enseñándote nuevos rincones. 

Sin embargo, llega un día en que de repente dejas de observarlo a el, por algún motivo comienzas a pensar que nunca, nunca, querrías perder eso tan maravilloso que el pececillo te ha mostrado. Es lo más bello que jamás hayas podido descubrir, así que quieres que dure una eternidad.
Entonces vuelves al pez, pero ya no ves sus colores, ni su gracia, ni su espontaneidad: observas algo que puede irse. Y sientes que, si eso sucede, tú quedarás hueco, inmóvil y solo, puesto que no hay ya pez que te guíe. 

Así que le pides al pececillo que se quede, pero el no comprende esa palabra, no entiende de permanecer o marchar. Desesperado ante esta incomprensión, tratas entonces de cogerlo con tus manos. No sabes que si lo consigues, ya no será el pececillo que tanto te mostraba, se convertirá en un falso reflejo de aquel.

Estos peces no pueden ser capturados, forma parte de su naturaleza esencial, al igual que mostrar todo lo bello que conocen. Si decides seguirlo, tendrás que amar estas dos cualidades y sobre todo, sobre todo, saber que todo lo que el pez puede mostrarte forma parte de ti.



miércoles, 24 de julio de 2013

lunes, 22 de julio de 2013

Larga búsqueda de tu yo futuro

Cuando te encuentre serás ya viejo, entonces posiblemente no te reconozca. Quizá te intuya a través del gesto o tal vez exista tan poco del tú de ahora que descarte la opción de haberte encontrado.
Sin embargo la acuciante sensación de percibirte, tambaleante de los años, pero colgado igual de la higuera, bocarriba y somnoliento, coloniza mi visión de cualquier futuro.

Exiten otros hombres como tú, que padecen de sueño. Y otros que se atan hamacas a las extremidades para no caerse. Hay multitudes de movimientos que fueron tuyos repartidos por lugares que tan si quiera has pensado.

Por eso se que quizá te cruce y no me parezcas tan tú, así que te elimine sin más de los aspirantes a tu puesto. También se, que tras haberte desechado tantas veces, (en un nudo incompleto, en un despertar poco perezoso, en un ensimismamiento demasiado vago) como decía, en tus años más lejanos, algo minúsculo me dirá "Aquí estoy" y sabré -como ahora se- que no se trata de ti, porque ha sonado demasiado serio y tú siempre juegas.